Notas de los
creadores

Notas ------------------------------------------------------------- de los guionistas

PEPE COIRA &

FRAN ARAÚJO

Siempre entendimos la tercera temporada de Rapa como el final de un viaje. El viaje de Maite y Tomás había empezado cuando un crimen -el asesinato de la alcaldesa de Cedeira- los ponía en contacto. Eran entonces dos adultos que, cada uno a su modo, estaban experimentando un giro vital decisivo: la enfermedad degenerativa de Tomás, la crisis vital de Maite. La relación que se establece entre ellos era algo que teníamos muchas ganas de seguir. Son dos personas opuestas en casi todo que han tenido la fortuna de encontrarse. El viaje que entonces empezaba, y al que se ha incorporado un tercer elemento, el amigo Tacho, llega ahora a su fin.

Como concluirlo era la cuestión principal a la hora de escribir esta tercera temporada. En el corazón de Rapa está que Tomás y Maite investigan crímenes por razones y con métodos muy diferentes. Esta vez también es así. Maite se enfrenta a un secuestro en el tenso seno de una familia que es al tiempo una empresa, los Támoga. Tomás, por su parte, se siente obligado a afrontar un último caso, no para encontrar a un culpable, sino para demostrar, en el poco tiempo que le queda, la improbable inocencia de un amigo. 

En esta ocasión encontramos en los astilleros de Ferrol y su tradición obrera, en la riqueza natural de la comarca, un universo en el que adentrarnos para situar historias que hablan de afectas, filiaciones, cuidados... Siempre nos ha interesado hacer dialogar la trama criminal con las vidas de nuestros protagonistas, ver de dónde viene y a dónde va la violencia, cómo toca, en su último viaje, a personas a los que acabamos cogiendo un gran cariño. 

Imagen parallax

Notas ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------ del director

JORGE COIRA

 

Toda historia tiene un final. Y cuando te enamoras de unos personajes, de un espacio, de un relato, resulta apasionante -y toda una responsabilidad-explorar la manera de darles un final que abrace y acaricie esa historia a la que tanto cariño y tanto esfuerzo le has dedicado.

Con esta última temporada de Rapa, nos ocurrió exactamente eso: nos enfrentamos a la tarea de cerrar de la mejor manera posible este pequeño universo en el que pusimos toda nuestra pasión en los últimos años. Y creo que el esfuerzo ha valido la pena. Por mi parte, no puedo estar más contento, más orgulloso y más agradecido por esta aventura en la que, anclados al estilo establecido en la serie desde sus inicios y jugando de nuevo con tramas de ese thriller que tanto amamos, nos permitimos el enorme placer de explorar lugares más íntimos de los personajes; zonas de sus vidas, de sus miedos y de sus deseos en las que necesitábamos adentrarnos para poder despedirnos con todo nuestro corazón de estos seres humanos preciosos que son Tomás, Maite, Tacho y todo el paisaje humano que los acompañó en estos tres años. 

Y si ya desde la primera temporada, el thriller se mezclaba de una forma suave y natural con el humor, para mí fue especialmente atractivo en esta tercera jugar de forma más extrema con esa mezcla de tonos y de emociones. Fue todo un viaje. Un viaje precioso en el que, además, en esta temporada, he tenido la gigantesca suerte de compartir la dirección con el grandísimo Javier Cámara.

Después de este tiempo juntos como actor y director, este salto al otro lado del espejo era una aventura que ambos afrontábamos con ganas, con diversión y con curiosidad. 

Y si ya lo admiraba como actor y como persona, en estos meses, esa admiración no hizo más que crecer. La ilusión, el juego, la humildad, la pasión, todo lo que puso en marcha en su faceta como director me resultó fascinante y generó todo lo que creo que hace falta para que un rodaje realmente valga la pena: honestidad, pasión, respeto, diversión y aprendizaje vital.

Porque todo esto ocurrió en este proceso. Por supuesto con Javier, pero también con todo el equipo con el que vivimos esta experiencia. Son muchas las personas a las que estoy inmensamente agradecido por haber aprendido a su lado: Pepe y Fran -esa pareja monumental de guionistas-que con su inteligencia, su sensibilidad y su humor levantaron e iluminaron este cuento maravilloso que fue Rapa; Fosco, el productor, compañero y amigo, junto al que he vivido una buena cantidad de aventuras en los últimos veinte años; y por supuesto, todo el equipo delante y detrás de las cámaras que, con su profesionalidad, su pasión y su bondad (en todos los aspectos) hicieron de este rodaje una experiencia apasionante y apasionada, creativa, divertida y, sobre todo, muy emocionante.

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